En su país, el tirano
inmigrante ilusión corta,
a menudo se comporta
cual perro del hortelano.
Por cuenta propia el ricacho
¡se llegó a entronizar!
por no confraternizar
¡lo que pierde el mamarracho!
No tiene ningún empacho
en creerse sobrehumano,
no sabe tender la mano,
es de corazón de acero
y no acepta al extranjero
en su país, el tirano.
Él sigue su directriz
¡tiene su propio gobierno!
y le hace ver el infierno
¡al que quiere echar raíz!
Es el hombre más feliz
cuando a alguien se deporta,
a la xenofobia exhorta
parado en cualquier esquina,
con la espada de su inquina
inmigrante ilusión corta.
Para sus fines traidores
¡corre veloz como un galgo!
si se trata de dar algo
¡lo que da son sinsabores!
Aunque recibe favores
ni por compasión conforta,
ver al otro no soporta
y viviendo en la abundancia
con cero de tolerancia
a menudo se comporta.
Se adueña de la decencia
¡que más huevos no le caben!
y los inmigrantes saben
¡que el problema está en su esencia!
A la foránea presencia
le manifiesta desgano,
la mente del palangano
entre odio y rencor fluctúa,
él frecuentemente actúa
cual perro del hortelano.
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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