Del demonio, ante el retrato
donde predomina el fuego
siente el sacristán sosiego
por su vida de beato.
Mas, el diablo al timorato
desde el retrato profundo
le tienta y dice jocundo:
“Tú también puedes brillar
si empiezas a devorar
a las mujeres del mundo”.
© 2009 Luis Bárcena Giménez
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