Las horas que tiene el día
las he repartido así:
nueve soñando contigo
y quince pensando en ti.
Vivo las cuatro estaciones
de la manera mejor
puesto que yo en el amor
nunca me doy vacaciones.
Mis afectos y atenciones
no son simple cortesía,
de mi profunda alegría
saco y abro el abanico
y con amor te dedico
las horas que tiene el día.
Si no te pienso, te sueño,
si no te sueño, te pienso,
eres el fin y el comienzo
de un día a día halagüeño.
Veinticuatro horas que empeño
desde que te conocí
y aunque comenten de mí
que he perdido la razón
por quererlo el corazón
las he repartido así.
Por ti aflora cada verso,
con cada uno te idealizo,
cuando el poema realizo
en el cielo estoy inmerso.
La luna en el universo
espera por el testigo,
la noche cae con su abrigo,
del sol son horas de ocaso
pero de ellas yo me paso
nueve soñando contigo.
Vuelve a salir con nobleza
el sol, a su menester,
a mí me da más querer
a ti te da más belleza.
Inspirado y con franqueza
mi existencia repartí,
por tu amor ¡ya comprendí!
no hace falta estar sumando
pues son nueve horas soñando
y quince pensando en ti.
© 2007 Luis Bárcena Giménez
Al parecer el peruano,
ResponderEliminaranda un poco enamorao,
le digo tenga cuidao,
más esto no es un misterio,
y se lo digo de enserio,
pa' que lo vaya manyando:
no se le ande lastimando
su tan gauchesco corazón,
y cuídese del aguijón
del amor que anda picando.
Del amor que anda picando
ResponderEliminares muy difícil librarse
pues éste suele infiltrarse
siempre por el lado blando.
Es más, no se sabe cuando
pica, deja su aguijón
y también la sensación
de que la queja se aleja
porque el amor es abeja
que pica en el corazón.