¡AY, AMOR! LADRÓN CASERO
¡Ay, amor! ladrón casero
de la quietud más estable.
¡Ay, amor! falso y mudable
¡ay, que por tu causa muero!
Lo que vivo no acompasa
lo que quiero y lo que siento
si se detuvo el tormento
la dicha de largo pasa.
Ingenuo metí en mi casa
a un ave de mal agüero
¡cómo serás de embustero!
que tu amorosa vehemencia
me robó paz y paciencia
¡ay, amor! ladrón casero.
Es tu pago ¡tan nefando!
y de esto me culpo yo
porque soy el que creyó
que tú eras del mismo bando.
Te muestras impío cuando
del dolor sacas el sable,
bajo tu carisma amable
viene guarecido el llanto
y rompes todo el encanto
de la quietud más estable.
Amé como buen cristiano
perdoné más de una afrenta
y a la vejez me doy cuenta
que mi amor ha sido en vano.
Tú sabes que del humano
el corazón es franqueable
y ¡por Dios! que imperdonable
es añadida a tu envidia
tu mortífera perfidia
¡ay, amor! falso y mudable.
Si tú nunca me quisiste
a tiempo lo hubieses dicho
no cuando próximo al nicho
estoy por verdad tan triste.
En mi vida no más fuiste
de avatares mensajero,
recibido el golpe artero
me darán la extremaunción
mas diré en mi confesión
¡ay, que por tu causa muero!
© 2005 Luis Bárcena Giménez
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