En 1984 ingresé por concurso al Magisterio Peruano (Dirección Departamental de Educación de Loreto) y por estar dentro de los diez primeros, me correspondía trabajar en una escuela de la ciudad de Iquitos. Lo primero que hice fue averiguar la manera para que me destinen a la frontera más alejada del Perú, el río Putumayo. Ni bien hice mi petición ¡ya estaba destinado! Algunos colegas me decían que yo estaba loco por haber tomado semejante decisión, más aún cuando por ser costeño, no sabía nada de la selva amazónica. Lo que ellos no sabían y nunca se los dije fue que había leído años antes “La Vorágine” del escritor colombiano José Eustasio Rivera y que por las condiciones en que escribió esta obra ya me había capturado. Era el momento de introducirme en carne y hueso en un ambiente real de la novela, el río Putumayo, uno de los lugares donde existían los “manchales” más abundantes durante la “Época del Caucho”, donde se cometió uno de los genocidios más grandes de la humanidad con las razas nativas y donde nadie quiere ir ¡excepto para saquear!
En esta oportunidad, utilizando la misma sextilla que usó José Hernández para escribir “Martín Fierro” cuya fórmula es: x a a b b a, pero con similar vivencia a la que tuvo en su época José Eustasio Rivera para escribir “La Vorágine”, presento la primera “Estampa” de las sesenta de que consta mi poemario “Estampas del Putumayo”.
FRONTERA
Aquí les voy a contar
no números naturales
sino hechos tristes y reales
de esta lejana frontera
donde es más verde la espera
que verdes gramalotales.
Les hablo de esta frontera
que es el río Putumayo
y sí ¡que me parta un rayo!
si lo que digo es mentira
porque cualquier ciego mira
mis desdichas cuando payo.
Por voluntad propia vine,
mas como muchos me acabo
del Perú somos el rabo
que se arrastra en la miseria
mientras que en Lima y su feria
toman vino y comen pavo.
Si un derecho es reclamar
sea aquí ¡o donde fuera!
ya se ha vuelto una quimera
el reclamar un derecho
pues ya dejaron maltrecho
al hombre de esta ribera.
Y si antes hubo abundancia
de paiches y de charapas
hoy nos los pintan en mapas
lejos de la realidad
y es poca la cantidad
de lagartos suciacapas.
Se habla mucho que los guardias
encargados del control
dominaron con alcohol
a los indios serviciales
pa’ conseguir animales
hasta llenar el pañol.
Cuentan los mismos paisanos
que dada su autoridad
causaron tal mortandad
en esa fauna amazónica
y hoy a la especie agónica
se persigue sin piedad.
Y ellos ¿qué es lo que aportaron
en lugar falto de todo?
¡nada! y vieron su acomodo
de acuerdo a las circunstancias
que aquí males y distancias
van juntos por el recodo.
Esta zona tiene historias
siempre historias de saqueo
cada cual por lo que veo
siguió un brutal derrotero
iniciándola el cauchero
cual nefasto Prometeo.
Luego les vendría el turno
a cientos de aventureros
que ambiciosos de dineros
con la fauna fueron crueles
y la fauna salió en pieles
a mercados extranjeros.
© 2003 Luis Bárcena Giménez
La sextilla cuyo uso está más difundido en Argentina, tiene esta fórmula: XAABBA la misma que indica que el primer verso es libre y riman el segundo con el tercero y el sexto, y el cuarto con el quinto.
ResponderEliminarLA REALIDAD DE LA FRONTERA DEL RIO PUTUMAYO ENTRE PERU Y COLOMBIA, A LO LARGO DE SU RECORRID0, ES IRONICA EN CUANTO A LA ABUNDANCIA DE RECURSOS NATURALES, SU EXPLOTACION SIN CONTROL, LA POBREZA DE SU GENTE Y LA AUSENCIA DEL ESTADO, QUE DIA A DIA ALGUNA CONSECUENCIA FUNESTA TRAERA PARA NUESTRA PATRIA..............."PAIS QUE NO REVISA SU HISTORIA ESTA CONDENADO A REPETIRLA"...DESPIERTEN CARAJO!
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