CUANDO CANTA UN YARAVÍ
Con su raída pollera
la cholita por la puna
va sonriéndole a la luna
y soñando una quimera.
La nevada cordillera
fría pero majestuosa
a su quena melodiosa
le da un bemol de tristeza
y ella erguida la cabeza
se asemeja a una diosa.
Con el hambre y la fatiga
llega a su choza de adobe
nada mejor que la arrobe
que ver arder la boñiga.
El viento recio fustiga
¡el frío es un frenesí!
y en la lomas de Acarí
viniendo del Sarasara
se oye su voz dulce y clara
cuando canta un yaraví.
© 2004 Luis Bárcena Giménez
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