La ley por Martín Fierro



En Setiembre de 1982 salí vía terrestre con destino a Argentina. Mi plan era atravesar los Andes desde Arica (Chile) hasta Salta (Argentina) en tren; lamentablemente estaba fuera de servicio, motivo por el cual tuve que ir hasta Santiago para, por el Puente del Inca llegar a Mendoza.
En Santiago me quedé unos días alojado en la Residencial Alemana que está ubicada en el centro. Aquí también estaban alojados chilenos procedentes de Osorno, Punta Arenas y otros lugares. Entre estas personas se encontraba Rosario Rubí Montesinos, periodista de profesión, gran conversadora y fácil de amistar, ¡ella! me habló por primera vez de Martín Fierro. Como persona que habla directo me dijo claramente: Ya que te gusta escribir en verso TIENES QUE LEER ESTA OBRA, la puedes conseguir aquí; pero cómprala en su misma tierra. Cuando empieces a leerla, ese gaucho no te va a soltar, sabe domar cualquier cimarrón y cuando termines de leerla verás que lo que él dijo hace muchísimos años, se va a estar repitiendo en cualquier país y te obligará a varias lecturas más. Tuviste razón Rosario, no sólo la leí, releí sino que hasta la comento, porque como él mismo dijo “hay que cantar opinando” y esto es lo que opino yo de la ley:

LA LEY ES TELA DE ARAÑA

La ley es tela de araña
en mi ignorancia lo explico:
no la tema el hombre rico
nunca la tema el que mande,
pues la rompe el bicho grande
y solo enreda a los chicos.


Me presto una copla gaucha
del famoso Martín Fierro
pa’ opinar desde el destierro
como opina cualquier laucha.
Algunos pelan la chaucha
del Estado con gran maña
y este tipo de alimaña
al pueblo tiene de peje,
con tanto tejemaneje
la ley es tela de araña.

Despejado de las brumas
me doy con otro mortal
que de manera ilegal
sube más que las espumas.
¿Cómo resulta con plumas
si de cuna es aguarico?
yo no creo en este mico
por mucho que haga aspaviento
la ley para él es un cuento
en mi ignorancia lo explico.

La ley es la vaina larga
que se come y que se mueve
depende de quien la pruebe
tiene la cáscara amarga.
La ley resulta una carga
y más cuando se es perico,
si esta carga es pa’l borrico
en decirle no vacilo:
que duerma nomás tranquilo
no la tema el hombre rico.

El que no se hace ¡ya nace!
y con la ley corrompida
no importa que la medida
la clase pobre rechace.
El que manda siempre hace
que se achique o que se agrande,
aunque la gente demande
que se le aplique la ley
ya que está sobre esta grey
nunca la tema el que mande.

La hacen pasar por loca
cuando quien falta es de arriba
gastando mucha saliva
o callándose la boca.
Un potentado provoca
en los jueces el desbande,
de un ricacho ante el desmande
la ley cara no le planta
la telaraña no aguanta
pues la rompe el bicho grande.

El pobre de tez morena
que haga una insensatez
vaya alistando los pies
para arrastrar la cadena.
Cuando la ley lo condena
le da sus más altos picos,
de los jueces y milicos
la ley es pa’ desconfiar,
los grandes pueden porfiar
y solo enreda a los chicos.

© 2005 Luis Bárcena Giménez
José Hernández
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1 comentarios:

  1. Sabía mucho Martín Fierro,
    sobre las desviadas leyes,
    le caen con peso a los bueyes,
    y le hacen pesado el yugo,
    le exprimen entero el jugo,
    pa' que disfruten los reyes.

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