La tarjeta que te envío
no va por obligación
va por la satisfacción
de regalarte algo mío.
A Dios le pido y confío
en que te dará salud
porque este Dios de virtud
es el mismo a quien tú rezas
para que en mí las tristezas
no tengan gran magnitud.
Has pasado la frontera
que pensaste no podías
y hoy ya sabes que tus días
serán hasta que Dios quiera.
Es la vida su escalera
y Él nos pone los peldaños,
y entre tantos desengaños
tú siempre mantente cuerda
porque nuestro Dios se acuerda
¡del día de tu cumpleaños!
© 2009 Luis Bárcena Giménez
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