Para qué se fue a casar
sin saber de fútbol Rosa
y hoy lamenta ser la esposa
de un futbolista sin par.
Éste el día de jugar
va con gestos pasmarotas
y puesto que las derrotas
aumentan cada partido
ella oye de su marido:
no me toques las pelotas.
Luis Bárcena Giménez
© Rumbo a la Décima Espinela (setiembre 2010)
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