La niña acata sumisa
al padre que se divierte
bebiendo licor del fuerte
y bailando a toda prisa.
En su boca la sonrisa
no es sonrisa ¡es una mueca!
y esta niña con piel seca
y mirada de tristeza
me hace saber con certeza
que no tiene una muñeca.
Luis Bárcena Giménez
4 de julio de 2011
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