EL JEFE DE ANTINARCÓTICOS
El jefe de Antinarcóticos
es uno de los noctámbulos
que sin mayores preámbulos
asiste a clubes eróticos.
Allí se junta con góticos
y homosexuales ridículos
que les bastan sus versículos
macarrónicos e impúdicos
para con sus dedos lúdicos
agarrarle los testículos.
Su vida bohemia artística
y estudio del verso sáfico
los solventa el narcotráfico
a cambio de su logística.
Hoy indica la estadística
que hay más drogadictos pálidos,
mas con argumentos válidos
este jefazo a sus críticos
les dice que esos raquíticos
no tienen hogares cálidos.
En su alocución patriótica
dijo que a la «Fuerza de élite»
se le apoya con satélite,
informática y robótica.
Si la ciudad es caótica,
fantasmagórica y bélica
es porque la maquiavélica
mano del poder jurídico
exculpa al narco verídico
por la coima psicodélica.
Dizque su estado económico
se somete a los regímenes
y él lidia contra los crímenes
y planes del «narco atómico».
Hoy que el «boom» es gastronómico
visible y no subterráneo,
él que es un hombre espontáneo
come cuando va a la hípica,
baila en Cali con «La Típica»
y viaja al Mediterráneo.
Manifiesta que hay estólidos
en los medios periodísticos
que se alarman cuales místicos
de que posea tres bólidos.
Mas con argumentos sólidos
y resultados fructíferos
rebatirá los mortíferos
comentarios de esos crápulas
que aunque maquillen sus pápulas
no dejan de ser pestíferos.
Con un movimiento elíptico
que efectuó de forma rápida
su existencia volvió sápida
en un tiempo apocalíptico.
Y aunque se encuentra en el tríptico
de un cartel que no es anónimo
insiste en que es un homónimo
con muy similares glándulas
que en extranjeras farándulas
han convertido en epónimo.
Luis Bárcena Giménez
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