Cuento de una mujer plástica con recursos económicos más implantes anatómicos que la hacen lucir fantástica.

Dentro del tren subterráneo


DENTRO DEL TREN SUBTERRÁNEO

Subió al tren subterráneo
una dama con currículo
y una mano a su «cubículo»
fue en un hecho simultáneo.
Como el que el Mediterráneo
observa con vista crítica
a la Eva que por política
permitía tal vez lúbrica
el vivo hacía su rúbrica
con la mano sodomítica.

Una vieja nigromántica
juzgando el asunto lúdico
fue delante del impúdico
y se acomodó romántica.
La otra mano quiromántica
del ¡muérgano hasta la médula!
como quien busca la cédula
fue al bolsillo porque esférico
y también al tacto sérico
¡no era el culo de la crédula!

Luis Bárcena Giménez

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