Con tu mente de arcabuz
disparabas la espinela
dejando en el Perú escuela
Nicomedes Santa Cruz.
No hubo quien te aventajara
en improvisar un verso
porque tú fuiste converso
de la rima negra y clara.
La décima que legara
un trovador andaluz
la mirabas a trasluz
herrero de la palabra
haciéndote en ella un abra
con tu mente de arcabuz.
Siendo tú símbolo nuestro
por tu gran conocimiento
aflorando el sentimiento
declamo ante ti maestro.
Orgulloso que tu ancestro
vino al Perú en carabela
entrabas a la candela
ante sabia concurrencia
y con tu innata elocuencia
disparabas la espinela.
En la tarima parado
con voz pausada y sonora
la décima era señora
en un bardo consagrado.
Para hacer un pie forzado
tú tenías manivela,
semejante a una estela
regando tu inspiración
ibas en cada actuación
dejando en el Perú escuela.
Ganaste a pulso renombre
digno ejemplo a continuar
y en ti puedo recordar
tanto al poeta y al hombre.
La décima tiene nombre
como también tiene luz,
con orgullo mi testuz
levanto si se te nombra,
pues tu verso nos asombra
Nicomedes Santa Cruz.
© 2004 Luis Bárcena Giménez
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