“Para tener armonía
más una existencia calma
es preciso que en el alma
se siembre la poesía”.
Esto era lo que decía
un poeta americano
quien a todo ciudadano
que oía su recital
se le acercaba formal
y le estrechaba la mano.
En prosa y en el ambiente
de familia, cuando estaba
a todos les dedicaba
un recital diferente.
Allí de modo insolente
todo pedía a la esposa
y la existencia armoniosa,
el alma, la calma, el verso
en el hogar del perverso
tenían su propia fosa.
© 2009 Luis Bárcena Giménez
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