En la dorada meseta
donde el lujo se dispara
la gente tiene una cara
que al mismo tiempo es careta.
Cada quien lleva su treta
premeditada, ensayada,
y en cada escena aprobada
donde todo tiene un precio
por fuera se muestra aprecio
por dentro se siente ¡nada!
Fama y dinero en un rato
agrupan a personajes
y títulos y linajes
allí ostentan sin recato.
Pero entre tanto boato
se ve y no es desvarío
que también el señorío
del humano que despunta
tristemente se conjunta
en un salón de vacío.
© 2009 Luis Bárcena Giménez
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