Lucio se creyó muy recio
evitó vivir despacio
y pa’ abarcar más espacio
vivió como en un trapecio.
En su afán de juerga el necio
de un juerguista se hizo socio
y si bien disfrutó el ocio
y todo tipo de vicio
hoy medita en el hospicio
de que hizo un mal negocio.
Ahora asean a Lucio
las personas del servicio
y aunque el aseo es propicio
siempre su aspecto es de sucio.
Si le tocan el prepucio
protesta sin diplomacia
y la maldice a “Dalmacia”
quien le trajo desde Suecia
tras hacer escala en Grecia
el virus de su desgracia.
Luis Bárcena Giménez
© Rumbo a la Décima Espinela (Setiembre 2010)
© Rumbo a la Décima Espinela (Setiembre 2010)
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