La envidia es como un motor
que a la maldad alimenta
y al moverse esta le inventa
artimañas al traidor.
Le da voz al delator
y dos caras al ambiguo,
y cuanto más averiguo
sobre la envidia y su origen
las búsquedas me dirigen
hacia el Testamento Antiguo.
© 2010 Luis Bárcena Giménez
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