Cuando el gatillo apretó
Crispín en esa mañana
lo hizo de buena gana
y el pulso no le tembló.
Sobre sus pasos giró
pa’ perderse entre el gentío
mientras que en candente estío
el que fuera un ser viviente
a la vista de la gente
de tibio pasaba a frío.
Crispín baleando es certero
pa’ puestear tiene paciencia
y aunque engaña su presencia
es inmutable y artero.
Y puesto que es gatillero
en su rutina brutal
como una cosa normal
él dispara a la cabeza
pero a la Virgen le reza
para no terminar mal.
* El nombre es ficticio
© 2009 Luis Bárcena Giménez
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