Tú mi querida Esmeralda
¡eres realmente una joya!
una pintura de Goya
pero que usa minifalda.
Con un escote en la espalda
y tirantes como frenos
sujetas tu par de senos
que quieren romper la blusa
y en la calle estás reclusa
de los piropos obscenos.
No te enfades si te miran
con unos ojos lascivos
tus muslos son permisivos
y tus andares suspiran.
Todos tus poros espiran
y se mantienen en forma,
tus botas con plataforma
y cómo envidio ese cuero
cuando cruzas con salero
La Plaza de la Reforma.
Ni qué decir del vestido
que resalta tu silueta
y cual morbosa etiqueta
a tu cuerpo va ceñido.
Aunque nada ha traslucido
quién no puede imaginar
que contigo va un manjar
que tiene forma de pera
y solamente la acera
de abajo puede apreciar.
© 2004 Luis Bárcena Giménez
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