A sus espaldas reía


A SUS ESPALDAS REÍA

Un anciano sibarita
con dinero y divertido
en un tris fue seducido
por una mujer bonita.
Desde su primera cita
le dijo que lo quería
y mientras que él le creía
que era de atención su centro
ella después del encuentro
“a sus espaldas reía”.

Al lugar más exclusivo
con frecuencia la invitaba
y ella pícara frenaba
cualquier avance lascivo.
El beso que le era esquivo
más caliente lo ponía
y mientras que él mantenía
sus afanes de conquista
a carcajadas la lista
“a sus espaldas reía”.

El viejo le dio un collar
de perlas, cuatro diamantes
diez vestidos elegantes
y un auto por estrenar.
También la llevó a mirar
todo lo que poseía
y mientras que él le servía
de banquero y fiador
ella sin ningún pudor
“a sus espaldas reía”.

El día en que una teta
se la mostró poco a poco
el viejo le dio por loco
de crédito una tarjeta.
Con la mano en la bragueta
la esperaba cada día
y mientras que él se veía
encima de ella en un sueño
ella que tenía dueño
“a sus espaldas reía”.

Luis Bárcena Giménez
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