PRESIDENTE BRAVUCÓN
Castillo, con su bravata
y su amargo bla, bla, bla
no quiere admitir que está
con los huevos de corbata.
A la prensa la maltrata
y al pueblo le cuenta un cuento,
mejor dicho, este esperpento
pese a sus taras y miedos
prosigue con sus enredos
cada vez más virulento.
Luis Bárcena Giménez
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