ENGENDRO
A un frondoso
rododendro
tu parentela podó
y tu madre le injertó
el ramaje de un
almendro.
De ahí naciste
¡engendro!
un nefasto día viernes
y para horror de
Holofernes
que nada lo horripilaba
en la corte comentaba
que eras un demonio en
ciernes.
Luis Bárcena Giménez
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