EL TEMPLO DE LA BOLSA
Los ricos ¡grandes
señores!
a los templos nunca van
porque sus dioses están
en la Bolsa de valores.
Apostan sus corredores
como ángeles
guardianes
y concentran sus afanes
en tener más capital
cuidando que la moral
no entorpezca sus
planes.
Luis Bárcena Giménez
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