El abogado altanero
viéndonos cerca al ocaso
antes de ver nuestro caso
quiere la plata primero.
Para juntar el dinero
la vida no nos alcanza
y en vista que la balanza
se inclina para otro lado
digamos pues mi estimado
ya murió nuestra esperanza.
La prisión nos tocó en suerte
y aunque no somos bandidos
aquí entre los forajidos
hay que ser malandro y fuerte.
Dado que reina la muerte
se vive con desconfianza
y mientras la vida avanza
afuera libre y contenta
en esta celda mugrienta
ya murió nuestra esperanza.
© 2009 Luis Bárcena Giménez
No Amigo jajaja, la esperanza nunca muere, precioso tus letras llenas de justicia y melancolía me gustó mucho, un Abrazo, es Bea por quésale anónimo
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