LA CABAÑA
Amanecer no quisiera
en la remota montaña
allí nadie me consuela
y otro a ti te acompaña.
Tan solo con tu retrato
me fui fugitivo al monte
de poco o nada me sirve
sin ti no tengo horizonte.
La herida se hace más grande
cuando alumbra un nuevo día
y es un tormento pensar
si me piensas todavía.
¡Adiós mi prenda querida!
si acaso ya me olvidaste
me conformo con saber
que alguna tú vez me amaste.
© 2001 Luis Bárcena Giménez
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