AUNQUE PASE UNA CENTURIA
De besos, caricias, mimos
a otro hombre lo llenaste
y para eso utilizaste
la cama donde dormimos.
Este es el peor de tus timos
por el que siento gran furia,
y aunque pase una centuria
no te podré perdonar,
pues nunca vas a cambiar
tu apego por la lujuria.
Luis Bárcena Giménez
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