TAN BLANCO COMO EL PAPEL
Tan blanco como el papel
y mudo, quedó Evaristo
en el momento que un listo
le hizo una broma cruel.
Mas reponiéndose él
le respondió con replana
una diatriba mundana
que acabó con el solaz
del listo y dejó su faz
roja como una manzana.
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