MALTRATADOR DE RENOMBRE
El torero se desplaza
espada en mano y da muerte
al astado y se convierte
en orgullo de su raza.
Y el torero que en la plaza
en alto su nombre deja
para hacer más dispareja
la cosa, frente al aforo
después de matar al toro
le corta rabo y oreja.
Luis Bárcena Giménez
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