CONDENADO
Tu pasión me ha condenado
a las sombras de la tarde
y a vivir cual un cobarde
que teme ser capturado.
Es el precio del pecado
convenido por los dos
y por el que dije ¡adiós!
al amor de mis amores
y la vida sin temores
con la bendición de Dios.
Luis Bárcena Giménez
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