NORMA
No hay
una sola reforma
que
pueda satisfacer
al
varón o la mujer
que con
nada se conforma.
Este es
el caso de Norma
que a
su nombre no hace honor
y que
quiere una labor
bien
pagada en el Congreso
para
utilizar el seso
en
relaciones de amor.
Norma que
es de pelo lacio
usa a
veces “permanente”
y se le
ve inteligente
con
gafas y cartapacio.
Ella
piensa que su espacio
debe
ser la sinecura
y
apuesta por su figura
en la
fogosa nación
donde
todo se hace con
movimientos
de cintura.
Norma
ve que la valía
se
consigue con audacia
en
donde la democracia
es
igual a la anarquía.
Y como
hay apología
del
mal, se siente confiada
en
encontrar de pasada
en la
calle del Congreso
un
personaje de peso
con
quien darse la encamada.
Norma
ha podido ver
que por
toda la nación
hay una
combinación
del
poder con el placer.
Y ella
sueña con tener
un
cachondo ministerio
porque
si el asunto es serio
no es
su asunto personal
“la
cárcel, el hospital
la
iglesia y el cementerio”.
Luis
Bárcena Giménez
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