LA FUGA
DE PABLO
A mi
compañero Pablo
casado
con Nicolasa
lo vi
salir de su casa
como
alma que lleva el diablo.
A la
carrera te hablo
- me
dijo - ¡muchos mandatos!
que le
limpie los zapatos
que
compre un insecticida
que
prepare la comida
le
sirva y lave los platos.
Después
de cada jornada
con sed
regreso compay
pero en
mi casa no hay
ni
chicha ni limonada.
Nicolasa
está tumbada
viendo
la televisión
no
limpia la habitación
tampoco
lava la ropa
y ni
que le pida sopa
¡le
tiene tirria al fogón!
No es
ama ni ama la casa
tampoco
tiende la cama
y
cuando no ve un programa
dormitando
se la pasa.
Yo con
la energía escasa
que me
queda del trabajo
¡ayudo!
pero un relajo
siempre
encuentro de su parte
pues ni
siquiera tiene arte
pa’
ponerse boca abajo.
Luis Bárcena Giménez
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