Triste vida de un funámbulo


TRISTE VIDA DE UN FUNÁMBULO

Con sus pasos de sonámbulo
y dolor en cada músculo
él refugia en el crepúsculo
su pensamiento noctámbulo.
Triste vida del funámbulo
que con visión cosmogónica
lleva una existencia agónica
y gira cual un satélite
sin que le importe a la élite
de la sociedad sardónica.

Le dijeron que aunque anímica,
bonachona y nada tísica,
con su apariencia física
no podía existir química.
Ya se le quitó la mímica
y apagó su voz enérgica
porque dice la sinérgica
de sociedad, que el paupérrimo
no puede ser celebérrimo
si su presencia es alérgica.

Luis Bárcena Giménez

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