Tú te llevas el laurel, la corona y el diamante cuando posa el sol radiante sobre tu pelo y tu piel.

Nadie me mandó a quererte

 


NADIE ME MANDÓ A QUERERTE


Nadie me mandó a quererte

ni a que te dedique un canto,

nadie lo hizo, por lo tanto,

no me quejo de mi suerte.

Yo cumplí el reto fuerte

de enfrentarme a mi destino,

es cierto, no estuve fino

en la puntería y sé

que ya no me cruzaré

otra vez en tu camino.


Luis Bárcena Giménez

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