Cuento de una mujer plástica con recursos económicos más implantes anatómicos que la hacen lucir fantástica.

Basta con ver tu hermosura

 


BASTA CON VER TU HERMOSURA


Cada vez que otro te abraza,

se te acerca o te saluda,

la garganta se me anuda

y el aliento se me aplaza.

Eres tú quien amenaza

mi sosiego y mi cordura,

basta con ver tu hermosura

después de misa en domingo

para sentir un respingo

y perder la compostura.


Luis Bárcena Giménez

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