Cuento de una mujer plástica con recursos económicos más implantes anatómicos que la hacen lucir fantástica.

El paradero

 


EL PARADERO


En el Perú el paradero

no debe llamarse así,

pues por el caos que allí vi

debe llamarse avispero.

Esto aprovecha el ratero

para esculcar el bolsillo

y cada vez es más pillo,

pues si ve a una nalgona

en un tris se posiciona

pa sobarse en su fundillo.


Luis Bárcena Giménez

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