EL PECULADO DE UN GIL
José Luis Gil no es tan gil
y por eso a un militar
le encomienda resguardar
la humanidad de un civil.
El militar, que es servil,
asea y acondiciona
la camioneta, y estaciona
casi invadiendo la acera,
hace una venia y espera
a que suba la choclona.
Luis Bárcena Giménez
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