MUJERES
EN EL SICARIATO
A la
concurrida esquina
por
unas cuantas monedas
la
muerte llegó en dos ruedas
y con
cara femenina.
De su
propia medicina
le
dieron al matador
y como
dice un cantor
“a la
mujer no le aterra
manejar
armas de guerra
y si es
pagado, mejor”.
Luis Bárcena
Giménez
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