Es tu risa fresca y dulce como el agua cristalina es la límpida vitrina que exhibe tu nobleza y que espanta mi tristeza cuando el llanto se empecina.

Depende de quien reclame


DEPENDE DE QUIEN RECLAME

Cuando mi esposa ¡compay!
porque he bebido reclama
de ira le apago la llama
cantándole un “le lo lay”.
Mas si es mi suegra ¡caray!
la persona que me enfrenta
finjo que no me doy cuenta
distraído en otra cosa
y si se pone cargosa
¡yo le canto las cuarenta!

Luis Bárcena Giménez

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