Sobre un ángel y un demonio


EL TESTIMONIO DE JUANA

Pedían plata a la gente
un bello ángel y un demonio
y Juana da testimonio
que el malo es más convincente.
Mucha gente indiferente
con el bueno se mostraba,
lo que al ángel le pasaba
le pasaría al arcángel
y es que le faltaba ese “ángel”
que al demonio le sobraba.

Luis Bárcena Giménez
16 de octubre de 2012

11 comentarios:

  1. Juana Jiménez relata acerca de un ángel... "Y es que le faltaba ese ángel que al demonio le sobraba"...
    La idea de hacer de este texto en prosa un "pie forzado final doble" fue de mi hermano Gabriel, de esta manera:
    "y es que le faltaba ese ángel
    que al demonio le sobraba".
    Con estos versos concluyo la décima.

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    1. ¡¡¡Qué lindo lo que has puesto en la décima!!!,
      es curioso que al ángel le faltara el ángel que al demonio le sobraba.
      ¡¡¡FELICITACIONES!!!

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    2. Me gustó la frase, y merecía un "pie forzado final doble" que has resuelto con brillantez.

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    3. Juana utiliza en su relato las acepciones que tiene la palabra ángel: espíritu celestial y otro que es encanto, simpatía, gracia. Hice lo posible por resolver este pie forzado final doble que veo les ha gustado. Gracias por sus comentarios.

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  2. Hay gente con mucha labia, y que luego solo tiene eso. Un buen poema.

    Espero que participes en el reto de acompáñame.

    http://podemos-juntos.blogspot.com.es/2012/10/reto-segundo-de-halloween-minirelato-de.html

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  3. Son unas cuantas vivencias que las escribo con el convencimiento de que la amistad está en cualquier lugar del mundo.
    Solo... hay que encontrarla.

    El ir y venir de la gente me distraía del frío e incómodo banco de cemento en el parque San Telmo, unos íban con la seguridad y ligereza del que sabe adonde va, otros en grupo, disfrutando entre risas bromas y amena charla, a mi izquierda, en otro banco, un joven tiene la vista puesta en el tronco de un inmenso árbol, como esperando y pensé... "este tampoco tiene trabajo..."¡ hay que joderse !", también los que pasean a sus perros... los turistas que lo observan todo con la tranquilidad del que no tiene prisas y la seguridad que su moneda les asegura esa paz. Por ahí. alguno que va caído de hombros quizá por el peso de mil penas, íba tan lento como el tiempo que holgazaneaba a mi lado y al de la mujer que empujaba la silla de ruedas con el pesado cuerpo de la enferma con la mirada ausente, la cabeza caída a un lado y las pesadas manos abandonadas sobre su regazo. Al pasar por mi lado, la que empujaba la silla me sonrió, siguió lentamente, dio la vuelta al parque frenó la silla y se sentó a mi vera... puso el babero a la señora le dio la papilla, el zumo, las medicinas, con la paciencia del caso, luego guardó todo y se puso a charlar. Al rato nos reíamos como si fuésemos conocidas de antes,
    dijo ser de Ecuador y de llamarse Rocío..,
    así, mientras yo esperaba el empleo que tenía pendiente, todas las mañanas íba al parque a empujar la silla con ella, reírnos y pasar el rato.

    Cuando entré a trabajar no veíamos menos; pero hablábamos por el teléfono y quedábamos para desayunar los días libres, otras veces yo cocinaba los platos de la tierra, comíamos, alguna vez Francis participó con nosotros, o nos tomábamos una copa siempre brindando por los que tenemos lejos, no había conchudez por ninguna parte, yo la convidaba , ella no se quedaba atrás, siempre traía algo... igual le decía " Rocío... no me tienes que dar nada, somos amigas y no hay interés por nada" ella siempre decía, "Juanita... esto te traigo porque quiero..., a veces me sentía como que eso era para que no dejase de hablar con ella, creo que tenía tanta necesidad de hablar y yo de reírme con ella por su genio que era agradable. Me decía Juanita, no conozco el sur, ¡ vamos ! , allá fuimos, otras veces de casualidad cogíamos rumbo, ¿dónde vamos hoy?... le decía... si pasa un perro... vamos tras el... bobadas una vez nos metimos a un baile, sin pensar lo pasamos ¡bomba ! hasta me marqué un bolero que ni yo me lo creía... y es que el hombre sabía llevar... porsupuesto que las bromas no faltaron, cuando estaba alguna en baja forma nos alejábamos de la gente en la playa metíamos los pies en el mar a la de tres aullábamos...

    auuuuuuuauuuuuáuuuúúú...

    a todo pulmón... un rato y nos quedábamos ¡ tan bien !, otras nos adentrábamos entre las peñas donde hay tantos chicos y niños a "pescar", cogíamos las bacas que son redondas pero las dejábamos porque sueltan tinta, yo agarré un pequeño pulpo y se lo puse en el brazo, los gritos que daba porque se le pegaron las ventosas que tiene y eso era las risas de los que estaban. Todo era como una quiere que sean los amigos nos preocupábamos cuando pasaba algún tiempo sin saber. Una vez se fue de vacaciones a su país, dejó una amiga por un mes, ésta no aguantó ni quince días y pusieron otra... cuando ella volvió, le dijeron que estaba despedida, y se deprimió, porque era un trabajo difícil pero bien pagado, yo trabajaba interna, como sea hablaba con ella y la familia de Francis la apoyaba y es que ella mandaba dinero a una de sus hijas que padecía una enfermedad y sus hijos eran huérfanos.

    Tuve que hacer un viaje a Barcelona, ida y vuelta en el día por cumplir con el trabajo. No sé como; pero se compró un pasaje igual y en la madrugada se apareció diciendo "nos vamos... te acompaño para que no vayas solita

    ... y ¿porqué te gastas tu dinero, ahora que no tienes trabajo?...
    por eso... tengo tiempo, dijo.

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    1. Llegamos a Barcelona después de resolver lo mio, nos fuimos a comer, encontramos tamales que hacía mas de veinte años no probaba y lo menos que debía hacer era llevarla a que viese los lugares donde estuve con mis hijos una vez, La Sagrada Familia..., los famosos balcones que se ideó Gaudí la plaza de Colón. Rocío miraba los hermosos balcones que hay allí y me decía... "mira mira juanita... así quiero hacer una balconcita en mi casa, y mas allá... mira mira ese así va a ser en mi ranchito... y así seguía con esa ilusión... y repetía que yo tendría que ir allá, de allí nos pasamos a tu país a ver a tu hija. Apurándonos por tener que volver, corrimos a las Ramblas... aquello es una locura... kioscos, ventorrillos, pequeños comercios que venden de todo y entre estos se ubican los mimos, que tienen una singular extravagancia.

      Lo que nos llamó la atención fue el que imitaba al demonio ¡ tan real ! que daba ganas de huir, Rocío se encogió y no se quizo hacerse fotos con el como lo hacían muchas personas... el cestillo lo tenía lleno de euros... más allá estaba el ángel, imponente con las blancas alas abiertas. Allí había poca gente, menos dinero, y

      "es que le faltaba ese ángel, que al demonio le sobraba"...

      y es que lo malo... atrae más.

      Las calles que desembocan en las Ramblas son estrechas, encantadoras llenas de variados comercios con clase y muy interesantes las casas o edificios con historia de estilo diferente, como antes, ¡tan confortables!... centenarias.
      Caminamos ¡tanto!, compramos lotería volvimos al aeropuerto... llegamos a casa con los pies redondos.

      Ella encontró otro empleo y se quedó allí; los días libres nos sentábamos en las terrazas a tomar algo.
      El tiempo pasó, ella se quejaba de que el patrón no le quería pagar lo que ya le debía y aquella vez trate de tranquilizarla diciéndole que todos los amigos iríamos allí y la apoyaríamos para que le pagasen y le dije, "pasado mañana yo salgo, voy a hacer el arroz con pato que te conté, ya tengo todo comprado, no traigas nada..., fue la última vez que hablamos, al día siguiente me llamaron diciendo... "Juana... hay una persona que conocemos que ha muerto... ¿quién es... una amiga... es Rocío..., yo dije ¿qué Rocío ? mientras decía esto apartaba a Rocío de mi cabeza y buscaba alguna que se llamase así; pero no conozco a ninguna... la encontraron muerta en su trabajo y la policía busca a sus parientes... Francis intentó saber lo que le pasó, solo le dijeron que sufrió una embolia y al caer se golpeó la cabeza, y solo a la familia se le daban detalles y ni siquiera pudimos verla.

      Como ven, la amistad no sabe de fronteras, razas, ideas era una solitaria, los hijos tenían su vida y por mi genio se acostumbró a mis bromas, a la confianza que tenía en ella y esa necesidad de "alguien para hablar" era como yo, que necesita reírse de todo, contar y que le cuenten chistes y algo importante era que sabía retirarse y buscar su privacidad igual que yo.

      Una noche me puse mala y ella estaba aquí... y dijo: Francis, "hay que llevar a la Juanita a urgencias".
      Otra vez, no podía sacar su DNI, porque salía a las nueve y no alcanzaba turno, le dije, "yo te hago la cola; pero a las nueve estas acá porque después del número lo demás es personal", así fue. A las dos de la mañana ya habían más de veinte personas; pero conseguí el número sin problema, ella vino y lo consiguió... con esto quiero decir que nos apoyábamos.

      Nadie sabe ¡cuánto lo siento!, era menor que yo, cuando paso por los lugares donde estuvimos vacilando a alguien, hay veces que me siento en el banco del parque, mis ojos parecen verla empujando la silla lentamente, fuimos leales, sin dobleces...
      es la grandeza de la amistad.

      Algo se muere en el alma cuando un amigo se va... dice una copla

      El pato sigue en el congelador

      Va por vosotros ¡¡¡ Juana !!!

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    2. Gracias mamá por compartir esta lección de vida utilizando un lenguaje sencillo y de fácil comprensión. Utilizando tus mismas palabras he escrito la siguiente décima:

      La verdadera amistad
      que es el pilar del amor
      no se fija en el color,
      raza y nacionalidad.
      Se basa en la lealtad,
      el respeto y tolerancia
      y vive de la constancia
      entre la dicha y la pena
      porque comparte la buena
      y la mala circunstancia.

      Abrazos y besos.

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    3. Gracias por lo bello que está este episodio en décimas y comentarios.
      Son cosas que apetece escribir porque es bueno comentarlo, solo que a veces no hay EL QUIEN nos vaya a oír, ESE ALGUIEN que mira hondo más allá de su nariz.

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    4. No te desanimes y sigue escribiendo. Un beso.

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