Pobres pero sonrientes


ME PREGUNTÓ ROSALÍA

“En esa pobre morada
¿cómo es que hay alegría?”
me preguntó Rosalía
con la nariz estirada.
- Parece que tener ¡nada! -
le respondí lentamente
- no le impide a esta gente
a la que tú eres ajena
estar sin la panza llena
y con la boca sonriente.

A su altivez manifiesta
así yo le respondí
y de paso conseguí
que se marchara molesta.
Pero desde esa respuesta
yo la veo más sumisa
pues Rosalía sin prisa
pasa por la casa pobre
para sin pagar un cobre
recibir una sonrisa.

© 2009 Luis Bárcena Giménez
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