coincidí con Clara Estrada
que estaba bien maquillada
en una cena campestre.
Y la pintura rupestre
que hacía de maquillaje
por efectos del estiaje
más brillo le daba a Clara
pues les juro que en su cara
se derretía el paisaje.
Irónicamente Lupe
comentaba de acuarelas
y de artísticas escuelas
de las que yo nunca supe.
Mas no logró que preocupe
a Clara su surrealismo
puesto que por vanguardismo
el gerente la pretende
porque Clarita lo enciende
con cara de impresionismo.
* El nombre es ficticio
© 2009 Luis Bárcena Giménez
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