TANTO ROGARTE A LAS BUENAS
Ya no hay tardes amenas
ni mañanas de ilusión
y en tu lujosa mansión
estás sola con tus penas.
Tanto rogarte a las buenas
para que decidas mal,
tú que fuiste cerebral
y me hubiste censurado
por tener un mal estado
y por ser emocional.
Luis Bárcena Giménez
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